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José Soto Chica


 

 

Hemos contado con la visita de José Soto Chica en el Centro Imaginalia donde participo en el Congreso de Filosofía Y Arte. Este congreso forma parte de los eventos del día Mundial de la Filosofía proclamado por la Unesco.

Abriendo la serie de disertaciones de la mañana, D. José Soto Chica, Doctor en Historia Medieval expuso sobre “Filosofía, teología y arte en el Mediterráneo de los siglos VI al X. Pensamiento, poder y espíritu a través de la imagen”.

El arte, especialmente en la antigüedad y la Edad Media, ha tenido siempre una fuerte conexión con la filosofía y la teología, y a través de ellas, con el poder político y religioso. Esto es especialmente palpable en el Bizancio de los siglos VI al X. El Doctor Soto Chico disertó sobre la influencia en la cultura mediterránea del imperio bizantino, el imperio persa y el primer Islam desplegando hábilmente una batería de causas y consecuencias que llevaron a las expresiones artísticas en Europa a ser como las conocemos actualmente. Para D. José Soto el mundo sólo se entiende si se imagina y se representa a través del arte.

La segunda vez que hemos podido contar con el ha sido con una magistral ponencia online sobre “El legado del reino visigodo de Toledo”.

El disertante, luego de hacer una breve introducción sobre el origen y conformación del pueblo visigodo y su asentamiento en la península Ibérica  desde del siglo VI, se ha centrado en una parte muy desconocida del papel de los visigodos en la historia de Europa y por consiguiente de nuestro país: su rol como transmisor de la cultura y el pensamiento clásico a la Europa medieval.

Los visigodos no solo mantienen esta cultura clásica sino que  la promueven, la aumentan y la propagan. La clave de ello está en la organización política del reino visigodo. Un reino que luego de su unificación con el rey Leovigildo declara la igualdad jurídica entre todos los súbditos y   más tarde se constituye en  una estructura similar a una monarquía ejecutiva y electiva. Esta forma política exigía, nos puntualizaba el Dr. Soto Chica, la existencia de una clase política educada para ejercer el poder en los distintos fueros, ya sean administrativos, eclesiásticos o ejecutivos.

Estas élites no solo se educaban en la cultura clásica, sino que también  desarrollaron un gusto por ella y por consiguiente demandaron producción cultural en esa dirección. Por ejemplo, el rey Sisebuto,  encargó a San Isidoro,  una obra que reuniese todo el saber de los clásicos y así nacieron las Etimologías, una enciclopedia de veinte libros. Escrita en el  siglo VII, esta monumental obra que antecede en mil años a la famosa enciclopedia francesa del s. XVIII, y en ciertos aspectos la aventaja en calidad, incluye temas tan diversos como, gramática, retórica, matemáticas, geometría, música, astronomía, medicina, derecho, religión, geografía, botánica, zoología, agricultura, arquitectura, humanidades, etc. Allí se condensa todo el saber de griegos y romanos, sintetizado y adaptado a su tiempo. También las Sententiae de San Isidoro es otra obra fundamental sobre política, más precisamente sobre cómo se debe ejercer el poder. El pensamiento político europeo se fundamenta en esa obra.

Sin embargo, este reino visigodo, que era el más fuerte, sólido y potente de su época desapareció  súbitamente  en menos de dos años. Aquí la historia, que es maestra de vida como explicaba el Dr. Soto Chica, nos enseña que las creaciones humanas son muy frágiles, especialmente las estructuras políticas, por lo que tensionarlas o jugar con ellas puede resultar fatal.  Cuando en el reino visigodo se tenía que elegir un nuevo monarca se desataban luchas de facciones para imponer a los candidatos, y algunas veces, éstas llegaban a convertirse en verdaderas guerras civiles; es decir las elecciones eran complicadas y debilitaban la solidez institucional. Si a eso sumamos por un lado  la amenaza del poderoso Califato de Omeya que se había instalado a las puertas del reino, por otra parte una crisis climática sin precedentes debido a la bajada de temperaturas a nivel mundial que trajo sequias, hambrunas, desestabilización social y política y  además una pandemia de peste bubónica que asoló cruelmente a la población, tenemos las circunstancias perfectas para que se desplome el reino visigodo alrededor del año 712.

Sin el legado del mundo clásico a la Europa medieval, concluía el ponente, no solo no se puede explicar nuestra historia, sino que nuestra idea del poder, de su ejercicio y nuestra propia cultura con la salvaguarda que en ella se hizo de la cultura clásica no hubiera sido posible